Esta vez me toca a mí soñar. Ilusionarme. Imaginar. Escribir,
sobre cómo será el día en el que por fin nuestros labios se conviertan en unas
máquinas impredecibles de besar y que solo se activan cuando somos nosotros los
que compartimos cada uno de esos pequeños placeres. Era una tarde cualquiera
hasta el momento en el que te vi. Justo ahí empezó la tarde, nuestra tarde, la
que tantísimo tiempo hemos estado esperando e imaginando aunque los dos
sabíamos que nuestra imaginación no podría acercarse de ningún modo a como
pasaría de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario